Queridos prisioneros, hoy voy a dejar a un lado el mundo de la novela para hablaros de otro que parece haber caído en el olvido y que, entre tanto best-seller, ha sido exiliado a las estanterías menos visibles de las librerías: la poesía.
La poesía se conoce como el género literario consistente en la manifestación de la belleza o del sentimiento estético mediante la palabra, ya sea en verso o en prosa. Pero aunque esta definición pueda sonar muy apetitosa, la poesía es algo complejo y, como tal, la opacidad con la que se nos suele presentar hace que apartemos la vista y nos centremos en géneros literarios que nos resultan mucho más fáciles de leer, como la novela. ¿A qué se debe este rechazo? En mi opinión, que le tengamos tanto "miedo" a los poemas se debe a que en la escuela nos enseñan a recitar en voz alta o para nosotros mismos palabras que están plasmadas en un papel y que juntas conforman un texto con sentido; pero no nos enseñan a leer. Leer poesía requiere dedicar un tiempo a ver cómo se ha construido ese texto, ver porqué el autor ha usado esas palabras y no otras, exprimir hasta la última gota de su significado y tener en cuenta la estructura del texto en su conjunto.
Mucha gente trabaja para derribar los muros que se han construido entorno a este género literario y poder así presentar la poesía como algo más cercano. Una de estas personas es Rafael Turia, locutor de radio y actor de doblaje.
En la pasada edición (2013) del programa de Telecinco "Tú sí que vales", Turia presentó su proyecto, que ha titulado "Material sensible", y cuyo objetivo es acercar la poesía al público.
¿En qué consiste Material sensible?
En este proyecto se combinan las tres cosas que bajo mi punto de vista más apelan a los sentimientos: una buena voz, una buena música y un buen texto. Y es que la combinación de estos elementos unidos a unas imágenes hermosas, hacen que la poesía que recita Turia con una gran maestría, te atrape el alma. Pocas veces he oído recitar un texto con tanto sentimiento como el que pone Turia en cada palabra.
En su canal de Youtube, podéis encontrar algunas muestras de este magnífico proyecto. Los poemas que recita Turia suelen ser del poeta cubano José Ángel Buesa. Algo muy positivo de los poemas de Buesa es su claridad, pero no por ser menos opacos que a los que nos tienen acostumbrados carecen de una gran sensibilidad; más bien al contrario.
Y a vosotros, prisioneros, ¿qué os parece esta iniciativa?
¿Soléis leer poesía?
¡Dejad vuestra respuesta en los comentarios!
Por mi parte es todo por hoy. Aquí os dejo mi poema favorito de Material sensible titulado Se deja de querer. ¡Gracias y hasta la próxima prisioneros!
Se deja de querer
Se deja de querer
Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer;
es como abrir la mano y encontrarla vacía
y no saber de pronto qué cosa se nos fue.
Se deja de querer...
y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed,
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer...
Y es como el ciego que aún dice adiós llorando
después que pasó el tren,
o como quien despierta recordando un camino
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer...
como quien deja de andar una calle sin razón, sin saber,
y es hallar un diamante brillando en el rocío
y que ya al recogerlo se evapore también.
Se deja de querer...
y es como un viaje detenido en las sombras
sin seguir ni volver,
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.
Se deja de querer...
y es como un niño que ve cómo naufragan sus barcos de papel,
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer...
y es como un libro que aún abierto hoja a hoja quedó a medio leer,
y es como la sortija que se quitó del dedo
y solo así supimos... que se marcó en la piel.
Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer.
y no se sabe por qué se deja de querer;
es como abrir la mano y encontrarla vacía
y no saber de pronto qué cosa se nos fue.
Se deja de querer...
y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed,
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer...
Y es como el ciego que aún dice adiós llorando
después que pasó el tren,
o como quien despierta recordando un camino
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer...
como quien deja de andar una calle sin razón, sin saber,
y es hallar un diamante brillando en el rocío
y que ya al recogerlo se evapore también.
Se deja de querer...
y es como un viaje detenido en las sombras
sin seguir ni volver,
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.
Se deja de querer...
y es como un niño que ve cómo naufragan sus barcos de papel,
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer...
y es como un libro que aún abierto hoja a hoja quedó a medio leer,
y es como la sortija que se quitó del dedo
y solo así supimos... que se marcó en la piel.
Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer.
Bibliografía utilizada para esta entrada
*1 Imagen extraída del canal de Youtube de Rafael Turia